8.28.2008

Brasil, pais tropical....



Cachoeiro de Itapemirim es una desconocida ciudad brasilera, se sitúa en el estado de Espirito Santo, no hay playas, palmeras ni turistas.
El acceso es un tanto complicado, un vuelo domestico de casi 3 horas desde Rio de Janeiro y un incomodo derrotero en un bus algo olvidado por la tecnología automotriz me llevaran durante las próximas 5 largas horas por rutas que suben y bajan interminablemente, el paisaje es algo monótono, pero no por eso menos llamativo que otros, más cuando es la primera de muchas veces que volvería a realizarlo.
Extensas plantaciones de cafetales, bananeros y cocoteros se suceden aleatoriamente, cada tanto alguna antigua iglesia derruida, pero en funcionamiento, asoma para recordarme que en Brasil, sobre todo en el interior de ese inmenso país, la religión está presente en todo momento y en todo lugar, por más inhóspito o remoto que pueda engañosamente parecer.
A medida que me acerco a Cachoeiro de Itapemirim, enormes galpones, grúas y camiones cargados de gigantescos bloques de piedra transforman el paisaje repentinamente, aunque solo por un lapso de tiempo, nuevamente los cafetales retornan la monotonía relajante al paisaje.

Cuando uno llega por primera vez a esa ciudad siente algo fuera de lo habitual, una mezcla de aromas dulces en el aire, muchísimo calor y un sonido constante, potente y furioso que proviene del caudaloso Rio Cachoeiro.
No hay muchas opciones para alojarse, de los 6 hoteles que existen en el pueblo 4 son, y no exagero, tenebrosos, la ultima opción era la más decente y, debería agregar, la más prudente.
El hotel “San Karlo“ es un edificio de 6 pisos, una calle bastante transitada lo separa del cada vez más ruidoso rio Cachoeiro, este debe medir unos 50 o 70 metros de ancho, su agua es de color café con leche y el caudal de sus aguas impresiona.
Mi habitación esta en el 6to. piso y mira directamente hacia el rio, mas allá de su otra orilla, asoman muchas casas precarias, pequeñas y amontonadas, cada una de ellas pintada de colores algo estridentes lo que genera un desorden aun mayor, pero a la vez singular.

Todavía no habían pasado 12 horas desde que deje el aeropuerto de Rio y dentro de mí una voz me decía repetidas veces “quien me mando aceptar este trabajo…?”, solo, en un pueblo desconocido e intimidante y todavía me faltaban varios días hasta completar mis tareas, decidí que lo mejor era una buena ducha, algo del frigobar, un scotch 2 hielos y dormir hasta la mañana siguiente, no había modo alguno de acallar el sonido del rio pero el whisky y el agotamiento pudieron mas.
Compre un libro, una especie de guía del lugar que contenía un mapa y datos básicos como para movilizarme de manera semi independiente, eran las 10 de la mañana, había desayunado y mi reunión era a las 16 hs. así es que decidí “matar el tiempo” recorriendo el lugar, leyendo los diarios locales y tomando un café denso y en extremo dulce que evitaba que los 34° de esa mañana me pusieran knock out.
Pasado el medio día me encontré cerca de la plaza principal y decidí que era un buen momento para buscar refugio en algún local con aire acondicionado, a esas horas el calor es realmente imposible de sobrellevar, justo frente a la plaza encontré un “Lanchonete”, una especie de bar de minutas al estilo “comida al peso”, mi instinto de supervivencia me aconsejo optar por saltearme todo plato principal y abarrotar mi plato de distintas frutas, pequeñas y deliciosas bananas, melón, sandia, mango, papaya, un poco de todo y mucha agua, un almuerzo singular, más propio de un deportista que de un argentino carnívoro….

Durante mi almuerzo y gracias a la guía y los diarios me entere que los gigantescos galpones que había visto en el camino, las grúas y los camiones transportando enormes bloques de piedra a paso de hombre son el motor de este pueblo, algunos de los más finos mármoles del mundo son sacados de las entrañas mismas de estas tierras.

A las 16 hs. Orlando, un “advogado” local me esperaba en su estudio jurídico, el motivo excluyente de la reunión era representar a los familiares de las víctimas de un accidente aéreo de repercusión mundial, la demanda se iniciaría en el estado de New York, lo cual implicaba explicarle a él y a sus representados cual era el proceso, los riesgos, los costos, en síntesis la reunión comenzó a las 16 hs y podría extenderse solo unos minutos, horas o tal vez días….
Esta primera reunión se prolongo durante varias horas la noche empezaba a caer y por un mero formalismo, Orlando me invito a cenar, distendernos un rato y porque no, tratar de pulir los detalles laborales pendientes, me pregunto si no tenia inconvenientes en caminar unas cuadras hasta el restaurante, no puse objeciones y emprendimos la marcha.

Durante el tiempo que duro nuestra caminata, unos 15 minutos, Orlando oficio de guía de turismo, comentándome de que trataban algunos puntos del recorrido, también me comento con mucho orgullo que en “Su” pueblo había nacido el conocido cantante “Roberto Carlos”.
El restaurante se llamaba “Keli”, su fachada, mobiliario y ambientación eran poco prometedoras, se parecía mas a un bar de barrio que a un resto, aun así los mozos estaban pulcramente vestidos y la comida era al estilo “espeto corrido”, carnes, aves, vegetales y frutas en cantidades inusuales se apilaban en exhibidores, aportándole colorido al lugar.
El sistema consistía en el “self service“ (algo muy propio de Brasil), a excepción de las carnes asadas que los mozos incansablemente ofrecían en las mesas….
Promediando la cena observo que en un rincón había una especie de cava, en un primer momento no le preste atención alguna ya que el lugar no inspiraba relación alguna con el vino, al momento de volver al exhibidor de comidas la curiosidad pudo más y me acerque a ver que tenían en esa cava, algo dentro de mi me decía “seguro no tienen más que cervezas…”, grande y grata fue mi sorpresa cuando al abrirla veo muchos y buenos vinos de varias partes del mundo, en ese instante escucho la voz del dueño del lugar que me decía, “vinho, vinho… vc gusta del vinho..?”, acto seguido me presente y le explique que era argentino y que era un fanático del vino…. El dueño junto sus manos y mirando hacia arriba comento en voz alta “Argentino, Mendouza, Salte (queriendo decir Mendoza y salta), vinhos muito bom…!!”, acto seguido corrió el ultimo estante de la cava, eligió una botella de Yacochuya cosecha 2001, 3 copas y compartió el resto de nuestra cena sentado en nuestra mesa, Orlando no comprendía muy bien lo que pasaba, pero lo que en un principio era una cena “laboral” termino en una charla exclusivamente de vinos.
Felipe, ese era su nombre, me explico que la cava era para él lo más especial y distintivo del restaurante, que ahí se reunía semanalmente junto a sus amigos a catar vinos de diversas partes del mundo.
A partir de esa noche Felipe se convirtió en mi compañero oficial de cenas y cada vez que retorne a Cachoeiro llevaba conmigo alguna botella de vino argentino para regalarle.
En Cachoeiro, un pueblo perdido de Brasil hay un fanático del vino que se llama Felipe.
"Este relato esta dedicado particularmente a un gran amigo que parte de viaje en busca del relax y los buenos momentos que el destino le arrebato durante el 2007, para vos Manuel, Feliz viaje..!!"

4 comentarios:

Unknown dijo...

Qué buena historia, llena de sabor sudamericano. Para leer con bossa nova.

Jesús dijo...

Hola Winer! Muy buen blog de vinos! Yo trato de despuntar el vicio e ir probando etiquetas, pero es un hobby medio caro.

Muy buena historia la de Brasil.
En San Pablo probé un interesante blanco, joven y frutado (Miolo).

Los brasileros le están tomando el gusto al vino y consumen mucho.

Donde ví gran consumo de vino (y fuerte presencia argentina -sobre todo de Catena-) fué en Amsterdam.
Además, el cambio hace que buenas etiquetas argentinas queden a precios más que accesibles.

Caballero, su blog ya quedó en mis marcadores. Pasaré seguido.

Un abrazo. Jesús (saulgarcia)

Anónimo dijo...

Te estás superando post a post, el blog ya se empieza a poner literario. Muy buena historia, un abrazo, Marto.

M.A.P dijo...

Marto, que alegria tu visita...! te agradezco los comentarios y espero nos veamos pronto a beber algo y hablar de nuestras realidades....
abrazo grande....